< estufepacto >
Sorprendido por la situación intenté negociar el quedarme unos meses más pero el hombrecillo no parecía muy dispuesto a permitirme pagar con sonrisas. Apliqué todas las técnicas de negociación y persuasión que había aprendido de los numerosos expertos certificados de youtube y aun así mis esfuerzos resultaron inútiles.
A diferencia de la señora deshidratada y yo, daba la impresión que el hombrecillo lo estaba pasando en grande pero, ¿cómo puede una persona disfrutar con el sufrimiento ajeno? ¿a quién había tenido por vecino? Supongo que sería el típico vecino amable por el que a uno le entrevistan para la sección de sucesos, una persona que te sujetaba la puerta cuando salías del portal pero que luego te apuñalaría con la misma sonrisa.
Indignado ya por haber sido despertado su falta de empatía no hizo mas que enfurecerme. Me disponía a lanzar un combo de golpes artísticos marciales disuasorios que también había aprendido en youtube (tenía fibra en casa por lo que pasaba el día viendo vídeos) cuando el hombrecillo leyó mi lenguaje corporal, fácil ya que me encontraba desnudo en ese momento, y lo contrarrestó con un agarre de lonja, sujetando mis pies y colocándome boca abajo cual lubina recién pescada. Intenté escapar pero la sangre había llegado a mi diminuto cerebro y mis reflejos se vieron ralentizados. Desesperado, abrí el grifo y apunté a sus ojos pensando que tal vez eso le aturdiría, desafortunadamente no había suficientes pascales de presión en el sistema y el disparo no fue certero. No debió de gustarle la lluvia dorada ya que empezó a golpear mi airbag trasero sin piedad hasta que muy a mi pesar reconocí la derrota y entre lágrimas empecé a suplicar por mi vida.